Deporte y religiones un velo de hipocresía

¿Quién ha dicho que para salir al campo hay que renunciar a las propias tradiciones? Chadida Sekkafi ha conseguido compaginar su gran pasión por el deporte y su fe religiosa. Ella, con 17 años, hija de padres marroquíes, ha conseguido echar por tierra varios mitos falsos: mujer, extranjera, musulmana y árbitro de fútbol. Es la primera mujer árbitro que dirige un partido con el cabello dulcemente cubierto por un velo que rodea su cuello y le adorna el rostro. Los padres dieron su autorización para participar en el curso de árbitros, que ha superado brillantemente, y ahora Chadida forma parte de la sección provincial de Cremona de la Asociación Italiana de Árbitros, que no es la primera vez que se halla ante una experiencia de este tipo: hay otras 7 chicas. Todas presentes en el campo tras haber ganado el partido más importante: el de los prejuicios. Pero no siempre funciona así.

De hecho, en el extremo opuesto del mundo todavía se lucha para que se respete la propia cultura. Lo saben muy bien las jugadoras de la selección nacional femenina de baloncesto de Qatar, que participan estos días en los Juegos Asiáticos que se están celebrando en Incheon (Corea del Sur), el acontecimiento cuatrienal en que compiten los mejores deportistas orientales. El eslogan de la competición dice “Aquí brilla la diversidad” pero, si no se aplica, se queda solo en un lema destinado a decorar banderas y souvenirs. Para el encuentro contra Mongolia, a las jugadoras qataríes se les negó el permiso de jugar con el hijab, el velo islámico, durante un partido. Y así, las baloncestistas decidieron retirarse de la competición. Sabían que no habrían podido salir al campo con el velo, pero la esperanza es lo último que se pierde y aun así lo intentaron confiando en que la FIBA, la Federación Internacional de Baloncesto, habría cambiado de opinión.

Por su parte, otros países, a causa de la prohibición de llevar el velo, decidieron desde el principio no participar en la competición. Una de las jugadoras, Amal Mohamed Awad, ha explicado lo que pasó: “Nosotras no nos vamos a quitar el velo para salir a la cancha, es una falta de respeto hacia nuestra religión, así es que hemos decidido retirarnos. No es un indumento peligroso y no nos han explicado cuáles son los motivos por los que no habríamos podido llevarlo”.

La presidenta de la Comisión para los Deportes Femeninos de Qatar, Ahlam Al Mana, ha denunciado que la decisión de la Federación es una violación de los principios olímpicos que tutelan la diversidad: “Lo que ha sucedido va contra el Comité Olímpico Internacional cuyo objetivo es implicar a países de diferentes culturas”. Y ha añadido: “Estoy profundamente convencida de que lo que ha sucedido ahora pueda cambiar rápidamente las reglas de la FIBA”. Están estudiando un cambio de las normas según el cual será posible jugar con el hijab en partidos internacionales: por ahora solo se puede hacer en algunos torneos locales, entre ellos la liga de Qatar. De todas formas, el posible “visto bueno” al velo en el campo será factible solo después de las Olimpiadas de Río de Janeiro de 2016.

Por una vez, el fútbol se ha adelantado a los demás deportes: el IFBAB, el organismo que desde 1886 establece las modificaciones de las reglas internacionales, después de dos años de pruebas ha establecido que hombres y mujeres pueden llevar la cabeza cubierta durante los partidos. Así pues, libertad para el hijab en el campo. Los nuevos “velos de fútbol” cubren simplemente la cabeza sin ayuda de horquillas o cualquier otro sujetador que pueda ser peligroso en un encontronazo durante el juego. Solo hay que respetar una limitación: el velo debe ser del mismo color que la camiseta. Por tanto, velos de todos los colores, precisamente como la bandera de la paz.

Esperemos que solo sea el principio.

Traducción a cargo de ProLingua